La carne blanca magra de un pavo toma un poco de su sabor del hueso de la pechuga, pero le falta la dimensión que la grasa y el pellejo le proporcionan a todo el pavo rostizado. Usa especias asertivas y sazona tu pechuga de pavo debajo y por encima de la piel para que el sabor sea más penetrante.

1.- Mezcla suficiente sal y sazonador de carne en un pequeño tazón para cubrir la superficie del área de tu pechuga de pavo.

Usa aproximadamente 1/3 de sal y 2/3 de sazonador de carne.

Empieza con 1/3 de taza de sal y 2/3 de taza de otro sazonador y haz más si se te acaba.

2.- Agrega aceite de oliva en el tazón para formar una pasta untable.

Alternativamente, puedes untar la pechuga de pavo con aceite antes de untarla con la mezcla de sal en vez de agregar sal directamente a las especias.

Si además usas ajo para sazonar la pechuga de pavo, en este paso del proceso, puedes agregar a la mezcla una cucharada de ajo machucado.

3.- Pon la pechuga de pavo entera con la piel hacia arriba; acomódala en una parrilla puesta sobre un platón.

4.- Seca la pechuga de pavo con servilletas de papel antes de sazonarla.

5.- Separa la piel del pavo.

Usa tu dedo pulgar o índice para retirar suavemente la piel, dejándola conectada por las orillas.

6.- Esparce con tus dedos la mitad de la pasta para sazonar debajo de la piel; hazlo distribuyendo una capa uniforme.

Si eliges untar la pechuga con aceite antes de sazonarla, asegúrate de masajear la carne con aceite por debajo de la piel.

7.- Distribuye el resto de la pasta sazonadora encima de la piel y úntala asegurándote de cubrir toda la pechuga.

8.- Transfiere la pechuga y la parrilla a un molde para rostizar y deja reposar a temperatura ambiente por 1 hora antes de cocinar.

Para mejor sabor, pon la pechuga de pavo en el refrigerador por la noche. Al día siguiente, nuevamente deja que la carne alcance temperatura ambiente antes de rostizar.

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